martes, 21 de febrero de 2012

TROMPOS

Jean Baptiste Chardin


"El trompo tiene nacionalidad. El tradicional, el alemán, es de madera hueca y al girar produce variaciones sonoras. El francés tiene forma de pera, al español le falta la clavija superior. Pero los trompos de los niños nacidos después de los años 30 ya no eran de madera. Eran de lata: un ancho cono invertido y combado en la base. Rodaba alrededor de una varilla helicoidal que abajo asomaba como un único pie central y estaba dotado en la extremidad superior de una esquinita que repetía en miniatura y en madera la forma del trompo. Esta esquinita rellenaba, cálida y pulida, la pequeña palma que le aferraba. La varilla de metal debía estar bien aceitada, y aun así, para un niño de tres años, poner a girar el juguete requería muchos intentos, el esfuerzo de acertar los encastres justos entre los dientes del mecanismo oculto en el interior. Luego se insistía empujando y soltando la perilla que hacía girar al trompo en un crescendo vertiginoso, hasta que se lo dejaba correr solo sobre el piso. Entonces disminuía las vueltas hasta que caía, siempre girando, mientras los dibujos de colores volvían a adquirir contornos reconocibles emergiendo de las líneas azules, rojas, amarillas, hasta entonces confundidas en el movimiento.

Era decisivo el ruido a chatarra, algo que parecía hacerse pedazos cada vez dentro del juguete. La energía con que el trompo respondía al impulso de la mano parecía provenir de un alma independiente, tenazmente decidida a mantenerse oculta hasta el momento en que podía disolverse dentro de la pantalla de una fuerza exterior, desencadenar su naturaleza de juguete"...


Texto tomado del libro "Catálogo de juguetes", 
de Sandra Petrignani.


4 comentarios:

  1. Me sumo a la hermosa invitación que nos hace Patricia de transitar ni más ni menos que por un Itinerario Lúdico, ¡un camino del jugar!... Un recorrido que, por la excelencia y calidad de su contenido pienso debería darse a conocer pronto a todos quienes de alguna manera sostenemos que "Jugar es cosa seria".

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  2. ¡Qué bueno que te sumes a estos itinerarios lúdicos! El juego es una acción siempre compartida, ¡gracias por compartirla con nosotros!

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  3. No estoy de acuerdo con que siempre sea compartida, pero bueno es lindo compartirla a veces... El dios es un niño que juega, decía Heráclito...

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  4. Gracias por tu visita y dejar tu comentario, Diego. Es cierto, muchas veces el juego es solitario, tanto de chicos, como en la adolescencia, o en la adultez, como jugar a la maestra con los muñecos, o hacer crucigramas o sudokus, caminar por la hilera de baldosas, y mil situaciones más. Sin embargo, me parece que en esas acciones están implicadas otras presencias, alguien que nos enseñó el juego, alguien que lo pensó para nosotros, un modelo que estamos imitando, en fin, por eso es que digo que el juego es compartido, (aclaro) aunque sea solitario.

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